Exposición Arte Visual Opera Rock

A mediados de diciembre de 2014, se realizó la exposición Low Tech, que contó con la participación de tres artistas visuales, entre la que destaca la obra Opera Rock, de Felipe Santander. Acá les dejamos fotografías de la exposición realizada en Factoría Santa Rosa (link). Próximamemente publicaremos una conversación/ entrevista que tuvimos con Felipe sobre… Seguir leyendo Exposición Arte Visual Opera Rock

A unas cuadras del parque Quinta Normal se encuentra el local Los Barberos del barrio Yungay, donde Rodolfo Urbina realiza, contra viento y marea, un oficio que hoy parece más un acto de romanticismo que una actividad lucrativa y sustentable.

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Al ingresar a esta barbería ocurre un retroceso en el tiempo, un guiño a esas películas de Clint Eastwood donde los machos discutían sobre los negocios o mafias del barrio. Ciertos retazos de la vida de Rodolfo Urbina se pueden encontrar en las paredes del local, donde guarda sus recuerdos, certificados y diplomas que enmarcan a un personaje dedicado a este oficio de manera profesional, tanto en la forma prolija como en la entrega por lo que hace.

Un local pequeño, luminoso y bien distribuido. Funciona hace unos pocos años, aunque detrás de su fundación se encuentra un nutrido anecdotario donde se entremezcla el relato de Rodolfo Urbina, quien se inicia en esta profesión desde su genealogía; su madre peinadora de los años ´30 y su padre también peluquero.

A inicios del dos mil se fue a trabajar a la Peluquería Francesa. Antes había estado en otros lugares, donde destaca su trabajo en la peluquería Demetrio y Cía. Limitada, que cerró el año ´73 y los dueños tuvieron que dividirse las ganancias del negocio, que incluía baños turcos y otros servicios relacionados.

Urbina es peluquero hace casi 60 años. Una vida dedicada a lo que hoy parece más un acto de romanticismo que un negocio del que se pueda vivir dignamente. Por su orgullo prefiere trabajar de manera independiente y autónoma, a soportar los abusos y condiciones restrictivas que disponía su antiguo jefe, quien impuso entregar un setenta por ciento de sus ganancias a la Peluquería Francesa, por lo que él más otros dos colegas decidieron comenzar un nuevo rumbo en este local en calle Compañía 3088. Después de un tiempo corto sus colegas se devolvieron, así Rodolfo se hizo cargo de la barbería. Él prefiere trabajar solo, además que el flujo de clientes es un grupo leal de parroquianos del barrio, junto a algunos turistas o viajeros de paso, que conforman la clientela que mantiene con vida a este local.

La conversación versa ahora sobre Laguna Verde. Solo hace unos años se compró una parcelita allá. Le ha plantado árboles frutales, es un lugar tranquilo, aunque le sacó los pinos que eran parte del terreno ya que podían caerse con el viento.

Vuelve a mencionar a Lavaud y los nuevos administradores de la peluquería. Para Urbina, Lavaud es un zorro que sabe lo que hace. Ellos cayeron en su juego. Así continúa hablando, mientras en el CDF transmiten la final del campeonato argentino. Ella saca fotografías proyectadas en los espejos, hacia los confines de la barbería.

Quedan pocos lugares en Santiago donde se pueda recibir un servicio de esta calidad, no sólo una afeitada con la clásica navaja, sino que entre otras cosas un masaje facial, la toalla en vapor y otros secretos que podrán descubrir quienes se aventuren a pasar por ahí. Es una experiencia muy recomendable, con una atención profesional en un lugar acogedor. Se puede ir después de realizar algún trámite en el centro o simplemente para relajarse del ajetreo citadino.

Qué suerte correrán estos oficios en una sociedad que no los considera dentro de un sistema rápido y tecnológico, pasando a ser un patrimonio pintoresco que no cuenta con protecciones ni respaldos gubernamentales para el rescate y conservación de una labor invaluable. Se podría proponer apoyo de privados y/o asociados, ya sea desde el área de turismo o el sector público, ya que para mantener una buena conversación y la calidad de este servicio, se requiere más que una afeitada de paso.

ff56cf_d3e06f38d2dc4e6c88ac7d5818bb6318El querido Pedro Lastra, el amigo venido de un tiempo que se eclipsa, el mensajero de un Chile que se va desdibujando, de un Chile en que la conversación solía ser uno de los deportes favoritos de sus habitantes —ese diálogo cotidiano que no gira en torno a la diva televisiva de turno, sino que se eleva desde los pensamientos más secretos para tratar de llegar al otro—; en fin, ese amigo menciona, durante el lanzamiento del libro de María José Cabezas, que estamos en presencia de un acontecimiento: una investigación sobre el poeta que nosotros conocíamos simplemente como Omar Cáceres, el poeta de la palabra “entonces”, el poeta que leíamos a través de las páginas de, por ejemplo, “Ni por mar, ni por tierra”, libro del controvertido Miguel Serrano, menos un nazi que un oyente del paisaje, de la ontogeografía de Chile, del Chile profundo.

Y sin duda es un acontecimiento o, si el lector así lo desea, un ajuste de cuentas. Porque el olvido, el desinterés o simplemente la desidia, se esmeran continuamente en clavar sus banderas en la memoria torpe, en la memoria miope de los chilenos.

Por consiguiente, este libro es como la fotografía empolvada que hallamos en algún rincón perdido de nuestros cachureos, y que nos retrata cuando teníamos una edad que ni siquiera recordamos. Y miramos nuestra actual circunstancia y nos preguntamos por qué: por qué hemos perdido la cálida voz de los viejos amigos o, en este caso en particular, por qué hemos extraviado la voz de nuestros poetas, por qué dejamos pasar la posibilidad de nutrir nuestro imaginario, de ampliar nuestros sueños, de crecer el pensamiento de nuestro Chile, empleando como instrumentos de conocimiento a nuestros poetas. ¿Por qué no leer a nuestros creadores, desde el colegio, desde la infancia, en vez de aprender funciones del lenguaje o su análisis morfosintáctico? ¿Por qué no empaparnos del lenguaje vivo, en vez de disecarnos los sesos con el lenguaje momificado?

Porque estoy convencido que nuestro adentro se enriquece cuando leemos, ojalá en voz alta: “huyendo de su vida, pienso, el que parte limpia el mundo”. Y dejamos que el pensamiento tantee a su gusto, sin el control de la razón, de la histérica razón. O acaso: “… la luz de aquél que rompe su consecutiv’atmósfera, / para sentir cómo, al retornar, todo su ser estalla dentro de un gran número, / y saber que ‘aún’ existe, que ‘aún’ alienta y empobrece pasos en la tierra, / pero que está ahí absorto, igual, sin dirección, / solitario como una montaña diciendo la palabra entonces…”

María José Cabezas reabre la discusión, hoy más que nunca pertinente, dado el debate a propósito de la reforma educativa, con su libro. No sólo con su valiosa interpretación del poeta, leído en diálogo con el “Altazor” de Huidobro, de quién, propone acertadamente María José, es un continuador, sino por el sentido práctico de su investigación. Pues una reforma educativa no implica solamente cómo la vamos a costear, sino, esencialmente, qué sociedad queremos construir. Y si la construimos leyendo a nuestros poetas, algo ganaremos, no en el terreno económico, sino en el terreno del espíritu: habremos reformado poéticamente nuestra sociedad.

¿Y qué ganaremos con la lectura de este “Ídolo creacionista”? “Después de leer ‘Defensa del Ídolo’ surgen preguntas sobre cuál es la capacidad del poeta para revelar esa gran suma de visiones. Es sorprendente la lucidez del hablante en busca de una verdad desconocida”, sostiene la autora. Y un poco más adelante, aparece esta sentencia, muy propia de esa generación del 38, cita tantas veces repetida en nuestra historia —no sólo poética—, y tantas veces olvidada: “Luis Omar quiso imbuirse en una poesía que fuera capaz de liberar a la humanidad. La función intelectual y poética del artista comprometido con la transformación del mundo.”

¡Cuántas veces la voz política ha truncado la voz poética de emancipación! Quizás sea algo muy nuestro, muy chileno, soñar en grande y, acto seguido, despertar y autoencerrarnos en nuestra historia concreta. Me parece inevitable, al respecto, recordar la metáfora que emplea Carlos Franz para tratar de describir ese aspecto tan nuestro: el imbunche, es decir, el acto de cortar las alas a lo que intenta emprender vuelo, coserle sus orificios, fijarnos en nuestra fatalidad, en nuestra inmovilidad, ante el destino.

Por último, el libro de María José Cabezas es un gesto para los viejos amigos, los amigos muertos, los amigos que nos hablan desde la poesía que está en nuestros libros. Pedro Lastra llama a este ejercicio de amistad un ejercicio “por los poetas perdidos”. En su oficina en el Campus San Joaquín de la UC, me relata viejas andanzas. Trato de memorizarlas, no para repetirlas, sino para olvidarlas, nutriendo así mi memoria. Dejo la voz a su poema: “Nosotros disputamos a otro reino sus nombres, / a otros dioses sus cuerpos siempre ardientes / que arrastraron los sueños, el amor, cuanto existe / más acá del abismo, / abrimos las ventanas de ese reino / y hablamos con la voz del hermano perdido…”

En Santiago de Chile, una de las tres ciudades-sede del Filba Internacional este año, el festival convocó a más de 2000 personas. Una de esas personas, Pedro Tapia León, propuso armar una crónica desde el punto de vista de un espectador. Fue durante los cinco días, a varias actividades, escuchó, miró y esto fue lo que escribió.

 Textos e imágenes: Pedro Tapia León

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Sábado 27 de septiembre

Temprano, a las once de la mañana, fue la primera actividad en el centro cultural GAM. Un recorrido por lugares íconos de la cultura literaria santiaguina. Entre las paradas estuvieron la plaza Benjamín Vicuña Mackenna a un costado de la Biblioteca Nacional, la Casa Colorada, la casona donde vivió la Quintrala, quien, entre ficción y realidad, era considerada como una de las mujeres más despiadadas y vengativas de la historia chilena (Joaquín Edwards Bello alimentó esta imagen en Mitopolis). Este atractivo itinerario concluyó en el que fuera uno de los epicentros de romances y disputas: el Hotel Crillón, en cuya puerta María Carolina Geel cometió un crimen por celos, que le valió 10 años de condena, tiempo durante el que escribió, inspirada por el crítico literario Alone, Cárcel de mujeres, una de sus novelas más emblemáticas.

En la tarde fui al auditorio de la Biblioteca Nicanor Parra, de la Universidad Diego Portales, donde la novela gráfica tuvo su espacio en el Filba. El panel Dibujar la violencia convocó al comicista canadiense Guy Delisle, quien conversó junto a los dibujantes chilenos Melina Rapiman, Christiano y Carlos Reyes sobre cómo se dibuja la violencia con las posibilidades que brinda la ilustración en la actualidad. Además fue un encuentro para dilucidar el cruce entre literatura y cómic, que ya tiene un camino recorrido en Latinoamérica. Melina explicó que su obra surgía de eventos traumáticos y lo que la estimulaba a seguir era que después de su publicación otras mujeres habían sacado la voz y le relataban sus propios miedos y las agresiones que sufrieron. Por su parte, Christiano, utilizó su historia de vida para narrar lo violento desde un humor negro y más directo, emparentado a un lenguaje de ironía crítica.

Por la noche acudí a la gala del Filba, que se llevó a cabo en la sala principal del GAM. Martín Gubbins, como un explosivo telonero, hizo una presentación de poesía sonora. Sin un corte, llegó el número fuerte con González y Los Asistentes acompañados (hace un tiempo ya se presentan en conjunto en la escena local) por el poeta Raúl Zurita: su voz profunda y subterránea, combinada con melodías de una marcha triste y casi psicodélica (con clara influencia ochentera de Los Electrodomésticos), mostró la faceta punk de Zurita. Cerraba así un primer día con buen augurio para el festival.

Domingo 28 de septiembre

Un día soleado, aunque con un viento primaveral algo frío, recibió el segundo día del Filba. Esta vez, las conferencias, paneles y lecturas se concentraron en el GAM. En el panel Imaginarios ausentes, imaginarios presentes, fue el turno de los invitados especiales: la literatura boliviana con tres de los escritores más representativos del momento. La discusión fue moderada por el chileno Carlos Cardani e intentó, a través de un diálogo abierto, disipar los estereotipos de una escritura andina o solo relacionada a lo indigenista. Edmundo Paz Soldán, Liliana Colanzi y Wilmer Urrelo se esforzaron por desmarcarse de este paradigma y hablaron sobre una literatura que incursiona en lo cotidiano, lo urbano, desde una perspectiva que busca alejarse de esa tradición más seria y solemne del siglo pasado. Al respecto, Paz Soldán mencionó su interés por el género de ciencia ficción. Por su parte, Colanzi habló sobre su reciente novela -La Ola (Montacerdos Editorial, 2014)- y se autoproclamó embajadora de Hilda Mundy, una singular poeta de inicios de mil novecientos, conocida por una obra escrita entre los avatares de su vida bohemia y romances. Urrelo intentó romper suturas, expandir los parámetros del discurso. Bolivia, como invitado especial del Filba, mostró que tiene mucho todavía por decir.

Alrededor de las siete y media de la tarde, tuvo lugar el panel Trazo y Escritura que reflexionó sobre el cruce entre literatura y otras áreas artísticas. Moderado por Federico Galende, reunió al poeta, compositor y artista visual paulista Nuno Ramos, a la crítica y escritora Chris Kraus y a la docente de estética, Lorena Amaro. La conversación fue prolífica, entre los alcances de biografía y obra, y también sobre los materiales y elementos utilizados en la plástica, el proceso creativo, el surgimiento de la poesía concreta y cuál es el papel que juega la crítica, subordinada en la actualidad a un enfoque más holístico; preguntas abiertas para un domingo despejado, una noche brillante.

Lunes 29 de septiembre

Desde las seis de la tarde fue el turno de recibir a dos aclamados autores: el español Enrique Vila-Matas y la argentina nacida en Moreno, Hebe Uhart. En el auditorio de la Biblioteca Nicanor Parra, atiborrado de un público expectante y ansioso, Enrique Vila-Matas fue entrevistado por el crítico chileno Rodrigo Pinto, quien llevó gran parte de la conversación a la novela Kassel no invita a la lógica (Seix Barral, 2014), que de alguna forma engloba las obsesiones y búsquedas de este prolífico autor. Un público que escuchó con atención las anécdotas de quien, como buen novelista, se encargó de seguir construyendo mitos e historias paralelas sobre su personaje, sus otros yoes que ha limado en los años que lleva escribiendo.

Un poco más tarde, a las ocho y media de la noche, la narradora y cronista argentina Hebe Uhart, deslumbró a los asistentes con un estilo directo y punzante, también bastante humorístico. Entrevistada por Alejandra Costamagna, recorrió las diferentes facetas de su oficio, últimamente enfocado en las experiencias de sus viajes.

Martes 30 de septiembre

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A las cinco de la tarde en el GAM, fui a una actividad inédita: la ilustradora chilena Alejandra Acosta realizó una entrevista dibujada en vivo a la también dibujante colombiana Power Paola.

A las seis y media se presentó el panel Ficción y Política, moderado por Rodrigo Rojas, en el cual se discutió sobre el papel del escritor y su participación política. Estuvieron tres escritores internacionales: la estadounidense Chris Kraus, quien tiene una polifacética obra que cruza diferentes disciplinas y aborda principalmente los temas de violencia y de la cultura underground -o como ella señaló under class-, con personajes al margen de una sociedad clasista. Además expuso el escritor mexicano Antonio Ortuño, quien en su obra intenta hacerse cargo de la violencia trágica que azota a los mexicanos, una guerra civil silenciosa e invisibilizada. Por último, el novelista y periodista israelita Nir Baram habló de su reciente novela Las Buenas Personas (Alfaguara, 2013). Durante la charla Ortuño señaló que no puede comprender a sus colegas mexicanos que escriben de espaldas a la tragedia que está frente a sus ojos, y que mayormente se preocupan del aspecto estilístico y estético, alejándose de su realidad.

Miércoles 1 Octubre 2014

En el último día del Filba 2014 en Santiago, fui por la mañana al taller de crónica de viajes dictado por Hebe Uhart, quien dio una clase magistral sobre cómo es relatar desde esa experiencia vívida, esas mudanzas y vagabundajes por el mundo. La posibilidad de un mestizaje (esa mezcla en la contemplación que imprime el viaje) de los encuentros con pueblos y ciudades latinoamericanas. Según su visión, lo esencial es narrar lo particular, lo propio de cada lugar, describir esa mirada que renueva, captando las señales que emite el lenguaje en su uso coloquial. “Anotar y relatar” serían la premisa. Poder observar, contemplar a la gente y retratar el lugar con sus costumbres, aunque para Uhart lo esencial es una buena conversación con la gente, los personajes, que permite descubrir eso que los hace distintivos.

Santiago, Octubre 2014

Las nuevas pistas para esclarecer el gran enigma de la poesía chilena

​ Publican el libro «Luis Omar Cáceres: el ídolo creacionista» Las nuevas pistas para esclarecer el gran enigma de la poesía chilena Por Leonardo Sanhueza Las Últimas Noticias, lunes 4 de agosto de 2014 Hace casi diez años se divulgó el hallazgo de numerosos papeles inéditos del poeta Luis Omar Cáceres. Eran trece carpetas –una… Seguir leyendo Las nuevas pistas para esclarecer el gran enigma de la poesía chilena