Música aymara y la importancia de su carnaval.

La música es parte integral de la vida aymara. Acompaña a los pastores en la soledad del campo y preside las fiestas y ceremonias grupales. Se relaciona también con entidades sobrenaturales, como el sereno, que habita los lugares donde suena o canta el agua, a quien se pide potenciar instrumentos y ejecutantes.

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La marca de ganado nuevo (quillpa) y el floreo o adorno de la tropa, son ceremonias para la fertilidad del ganado. Se ofrece una mesa ritual, libaciones con chicha o alcohol y oraciones. Los cantos de alabanza al ganado y los bailes que imitan el movimiento de los animales, se acompañan con guitarras pequeñas o bandolas (wandula).

En carnaval bailan en rondas o hileras y se forman grupos que se enfrentan con cantos improvisados y alusivos. Cantos y bailes se acompañan con pinkillu (flauta con boquilla) y tarkas.

En las fiestas patronales intervienen conjuntos de lichiwayu (flauta sin boquilla), que ejecutan sus propios bailes acompañados por un bombo. Las más vistosas son las bandas de zampoñas: lakita y sikuri, que llevan un atuendo más lucido, con grandes penachos de plumas de avestruz (suri). También suelen acompañar bandas de bronces, compuestas por personas de la comunidad o invitados de otros lugares. 

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El carnaval es una festividad colectiva dedicada a agradecer la fertilidad de la tierras y las chacras. Los participantes llevan las primicias agrícolas en guirnaldas que cuelgan de sus espaldas y de sus manos. El ritual incluye una vilancha de animales y otras ofrendas, dirigidas especialmente a la pachamama.

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Es una fiesta muya alegre, que dura actualmente dos días, se realiza en el poblado central de la comunidad y es organizada por dos alféreces, uno de cada parcialidad (araj y manqha saya). Los participantes, especialmente los más jóvenes, juegan enfrentándose con harina y papel picado. Es común también el juego del membrillazo, en que dos contrarios se lanzan membrillos a las piernas.

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El lugar más destacado de la fiesta lo ocupa el «tío carnaval», un personaje alegórico que llega en un burro y se retira al término de ella. Este recorre las distintas casas, donde debe ser atendido por las familias.

 

Fuente: Museo Universidad de Tarapacá San Miguel de Azapa.