Entrevista a Roberto Bustamante

 

Roberto Bustamante

Durante el mes de febrero estuvimos residiendo en casa del poeta Roberto Bustamante, quien amablemente nos acogió en su casa ubicada en pleno barrio El Morro en Iquique. Pudimos entablar algunas conversaciones sobre literatura, sus recientes proyectos y la particular identidad de este barrio que tuvimos el privilegio de conocer. Algunas de estas reflexiones se resumen en esta entrevista que el equipo de Escenario Cultural entrega a los lectores para su discusión y reflexión.

Nos gustaría que nos comentaras sobre el proyecto que recién ganaste por Fondart sobre literatura (expresiones) de inmigrantes acá en Iquique (Tarapacá).

Es un proyecto que presentamos junto a la Antropóloga Nanette Liberona y que pretende reunir escritos de cualquier tipo, y con cualquier tipo me refiero a poemas, cartas, diarios, cuentos, canciones, etc. Lo importante para nosotros es recopilarlos y analizarlos desde perspectivas sociológicas, antropológicas y literarias. Esto claramente nace como una hipótesis, ya que no conocemos a ningún migrante que resida en Tarapacá que escriba, pero creemos que la gente extranjera que viene por razones económicas y sociales no es solamente mano de obra “barata”, sino que también objetiviza el mundo, usando un término marxista, desde el arte, en este caso, la escritura.

¿Desde dónde nace la idea de incluir en este proyecto a una antropóloga? ¿Cuáles crees tú que son los aportes que puede entregar desde su área?

Nanette viene trabajando hace un tiempo con el tema de los migrantes, en el área de Salud y otras, por lo tanto su conocimiento sobre la transculturización, la xenofobia y el racismo por parte de la población chilena y de las autoridades de este país hacía los extranjeros es bastante profunda. Ella trabaja en un Centro de Investigaciones Internacionales (INTE), dependiente de la Universidad Arturo Prat, en donde, repito, trabaja el complejo de la migración, en especial en la zona de Tarapacá. Sin su aporte este proyecto quizás no sería posible.

Entendemos que además estás muy ligado a la poesía y has sido invitado a diversas lecturas y encuentros poéticos. ¿Cuáles son tus temáticas/estilos o influencias más cercanas? Que nos menciones también el proceso de escritura de tu libro de poesía próximo a publicar.

Mi relación con la escritura viene del siglo pasado. Me gustaba leer, lo que viniera y escribir cuentos. Mi madre tenía una suscripción a una revista y me suscribió a la desaparecida revista “Don Balón”, que leía y releía. Organicé revistas en el colegio en séptimo básico y en cuarto medio, donde escribía cuentos y crónicas. Cuando niño mi mayor influencia eran Francisco Coloane y Manuel Rojas, seguramente porque eran textos que te hacían leer en la escuela, pero en ellos encontraba cosas que en otros claramente no, como con Isabel Allende y Fuguet. “El vaso de leche” me parece un cuento memorable, por ejemplo, y además encontrabas ahí un mundo que me tocaba vivir a diario, el de hombres y mujeres, como mi madre, que se sacaban la cresta para mantener la casa, y aunque nunca me faltó nada gracias a ella, tenía amigos de infancia del barrio que les tocó muy dura. Eso te va formando. Y por lo mismo la poesía que fui leyendo tenía un carácter social, aunque sé que algunos poetas rehúyen de ese lugar porque se justifican desde otro punto de vista, y está bien. Parra me enseñó a escribir sin temor, aunque es necesario matar al padre, serían insoportables 100 años más con él, Teillier me emociona hasta la médula por su simpleza y calidez, y cuando descubrí a Pablo de Rokha me quedó la cagá, fue una implosión a “la manera de las escopetas apuntándonos a la cabeza”. Además podría nombrar a muchos escritores que me influencian, pero pa qué. Hay gente joven que me gusta mucho y que he leído últimamente, como Juan “Candonga” Carreño, Ide Wolleter, Roxana Miranda Rupailaf, Tamym Maulen, Rojas Pachas, Karen Hermosilla Tobar, Cristóbal Gaete, pura amongelatina. Y no puedo no nombrar al gran Juan José Podestá, aunque no sea tan joven que digamos. Y del poemario que espero salga este año no quiero hablar mucho, lo iba a sacar hace unos años y perdí todo lo escrito porque de un día pa otro murió mi computador junto a todos los poemas. Así es que estoy en proceso de negociación conmigo y reinventado de los escombros aquel poemario que claramente no será el mismo.

¿Cómo percibes la descentralización de la literatura en tu región? O, desde otra arista, ¿es posible hablar de una localización de las expresiones culturales y los escritores?, ¿hay mayor relación en ese sentido con una literatura transfronteriza en Tarapacá?

En Iquique, Arica y Antofagasta, y esto que voy a decir no es algo que se me haya ocurrido a mí, hay más cercanía, y es cosa de ver un mapa, con Perú y Bolivia, entonces aquello de mirar al centro que vendría siendo Santiago del Nuevo Extremo creo que ya fue. Lo que me ha tocado apreciar más bien es esta relación convergente con la poesía peruana y boliviana, muchos de ellos muy jóvenes y que publican como si estuviese próxima la venida de Cristo, una relación de revistas y editoriales, que no piensa mucho en Santiago, porque además allá la cocaína es de mala calidad. No, en serio, la coca es muy mala por allá, y ni hablar de la de Valpo. No creo que haya una localización de las expresiones culturales, todo confluye de manera artificial o muy de compañeros con el otro que escribe, no veo mucha envidia. Por acá no he visto una temática representativa, es muy difícil, a no ser como ese escritor que se fue a los 12 años de Iquique y escribe sobre estos territorios de forma bolañita, lo que está muy bien. Lo que he visto en Arica es una temática que se repite y que no puede obviar la frontera, bien porno, bien sexual, con frases en inglés, mucha computadora, una visión, creo, bien Apocalíptica. Y ese es un trabajo que de no ser por Daniel Rojas Pachas y la editorial Cinosargo no existiría, con su propuesta y apuesta por los escritores nortinos, extranjeros y del centro, al igual que La Liga de la Justicia ediciones, del rockero mono verde Mauro Gatica y el pan de dios Tito Manfred.

¿Cuál es tu relación con el barrio El Morro?, ¿cómo influye esta en la creación de tu obra?, ¿qué es lo característico de este barrio y su identidad?

Iquique se divide en barrios, como Valpo en cerros. Y tiene una fuerte identidad ligada a lo deportivo, el club Unión Morro tiene a 5 campeones mundiales, no sé qué club en Chile tiene esa historia. Mi relación con los vecinos del lugar es de amabilidad, incluso con los que en la esquina fuman pasta, y no tendría porque ser diferente. La mayoría de los que viven en las casas contiguas de donde yo vivo son migrantes, en casonas de la época del Perú que fueron transformadas en conventillos. Eso me influencia, al igual que la playa que rodea el barrio y sus productos marinos y el darse un chapuzón por las mañanas, aunque me interesa más de noche, cuando los ruqueros vuelven a dormir, o a beber o a fumar en pipas metálicas, al igual a otros que no necesariamente viven en la calle.

 

*Roberto Bustamante (Iquique 1977) Estudió Sociología en UNAP (Iqq) y en ARCIS (Stgo). Publicó en revistas y en una antología del LEA 2010 en Valpo, incluido en la Antología «Predicar en el Desierto: Poetas jóvenes del Norte Grande» 2013, invitado a encuentros de poesía en Chile y Bolivia (Primer Encuentro Transfronterizo «Panza de Oro» Cochabamba, Bolivia, 2014 e invitado en mayo de este año al Tea Party 4 Arica-Tacna. Actualmente trabaja como investigador en el proyecto «Letras en movimiento, Recopilación de escritos migrantes en Tarapacá» ganador del Fondo del Libro CNCA 2015 y en su primer poemario.